Los que hemos asistido a la solidaridad inmediata de Yeltsin a Clinton en su bombardeo con misiles a Bagdad; los que hemos tenido la obligación de enterarnos de lo de Copenhague, y leíamos esto en una publicación prestigiosa y seria: "A las críticas de John Major a lo ruinoso del sistema laboral europeo, se sumaron voces de dirigentes inesperados: los holandeses, los portugueses y sobre todo un Felipe González para el que la "flexibilidad" se ha convertido en un nuevo dogma. Esta ruptura en el exiguo clan socialista de la CE ha llamado poderosamente la atención en Copenhague".
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