Todo está preparado para una esperanzadora temporada turística en nuestras costas. Playas limpias, hoteles remozados y precios estancados son las bazas que se juegan para evitar que la crisis desanime a los veraneantes. A pesar de que a estas alturas del verano todavía son escasas las contrataciones, desde el sector turístico se respira un aire de optimismo: la devaluación de la peseta puede contribuir a que acudan a España más extranjeros y, también, a que los españoles se queden en nuestro país en lugar de buscar otros mercados. Se espera que, por fin, pueda superarse el tremendo bache en que, desde hace unos años, ha estado sumido nuestro turismo de sol y playa.
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