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Resumen de Estudios sobre leishmaniasis tegumentaria en el Perú: IV. Observaciones epidemiológicas sobre la uta

Arístides Herrer

  • español

    Por medio de observaciones efectuadas durante los años 1943 a 1949 a la largo de la zona utógena de la provincia de Huarochirí, se ha llegado a conocer los siguientes aspectos epidemiológicos de la uta: 1. La zona utógena de la provincia de Huarochirí está comprendida entre los 1,200 y 3,000 metros de altura sobre el nivel del mar. Dentro de estos límites la incidencia varía en tal forma que su representación gráfica tiende a una curva normal de distribución, encontrándose las localidades de mayor endemicidad entre los 1,800 y 2,400 metros de altura. 2. Aparte de la altura, la incidencia utógena de las localidades está determinada principalmente por su relación con las zonas rurales, como sucede en general con la leishmaniasis tegumentaria en los diversos países de Sudamérica. Sin embargo, es necesario tener presente que en los lugares donde es endémica la uta no existen bosques, constituyendo esto una característica epidemiológica propia de ella. 3. En cuanto a la importancia y localización de las lesiones se puede decir que, en términos generales, hay también cierta diferencia con lo que acontece en la forma llamada selvática. Corrientemente en la uta las lesiones son de carácter benigno y es bastante reducido el porcentaje de casos con compromiso de las mucosas, y las lesiones cutáneas se localizan predominantemente en la cara. También se ha llegado a determinar que hay cierta relación entre el número de lesiones que presentan los individuos afectados y la endemicidad. Así, por ejemplo, los casos con tres o más lesiones son mucho más frecuentes en lugares de alta incidencia. 4. En dos casos ha sido posible verificar la existencia de re-infecciones, en personas que después de residir muchos años en el lugar donde fueran afectados por primera vez se trasladaran a otra localidad utógena, lo que puede sugerir la ausencia de inmunidad entre determinadas cepas. 5. Se ha determinado el período de incubación en varios casos humanos de infección natural, el que varía entre uno y tres meses y medio, Este período de incubación es comparable al observado en un caso humano de infección experimental, así como también a los correspondientes a infecciones experimentales en perros y zorros. 6. La incidencia de la uta en relación con las estaciones, del año parece estar determinada principalmente por el régimen de lluvias, siendo más alta (la incidencia) cuando las lluvias son prolongadas e intensas. En las zonas utógenas llueve entre Diciembre y Marzo, o sea, durante el verano en el hemisferio sur. 7. Casi no hay diferencia en la incidencia de la uta en relación con el sexo de las personas, pues hombres y mujeres enferman más o menos en las mismas proporciones. Y, en cuanto a la edad que adquieren la uta con mayor frecuencia, parece depender en gran parte del grado de endemicidad de las localidades. La idea que se tiene en el sentido de que la uta sea mucho más frecuente en los niños de los primeros años de edad, correspondería tan sólo a los lugares de alta incidencia.

  • English

    Observations carried out during 1943 through 1949 in the utogenous zone of the Huarochiri province, Perú, allow the following statements on the epidemiological aspects of uta. 1. Huarochirí province utogenous zone extends from 1,200 to 3,000 meters (3,936 to 9,840 feet) above sea level. Between these limits incidence varies in such a way that its graphical representation follows a normal curve of distribution, being the peak of endemicity located between 1,800 and 2,400 meters (5,905 and 7,874 feet) of altitude. 2. Beside altitude, the inciense of utogenous localities is chiefly determined by their relationship to rural areas, as in the case with skin leishmaniasis through others southamerican countries. However, it is well to be kept in mind the fact that there where uta is endemic no true jungle is to be found, being a quite unique epidemiological characteristic of such clinical form of cuatanoeus leishmaniasis in Perú. 3. As far as the lesions importance and localization, it could be said that some differences exist between uta and the selvatic form or so-called espundia. Usually in uta all lesions are of benign nature being very small the percentage of cases with involvement of the mucous membranes. Morever, the cutaneous lesions are preferently localized on the face. lt was also possible to determine some relachionship existing between the number of lesions per individual and locality endemicity. Thus, cases with three or more lesions are much more frequent in localities of high incidence. 4. Twice it was possible to verify the existence of reinfection in individuals that after several years of residence in the place where they were first infected moved to another utogenous locality; that which suggests the absence of cross-inmunity among certain strains. 5. The incubation period has been determined in several human cases of natural infection ranging from one to three and a falf months. This incubation period is readily comparable to the one observed in a human case of experimental infection, as well as to those corresponding to experimental infections in dogs and foxes. 6. The relation of uta incience to seasonal changes during the year seems to be conditioned by the system of rains, being higher (the incidence) with prolonged and intense rainfalls. Between December and March it rains in the utogenous zones, that is to say, during summer in the southern hemisphere. 7. There is practically no difference in uta incidence as far as sex is concerned, since the proportion of men and women suffer infection is approximately the same. As for age of greater frequency of infection it seems to bear a close relationship to the degree of local endemicity. The prevalent criterion that uta infection is much more frequent among children in their early years of life would hold true only for localities of high incidence.


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