En vísperas de la Gran Hambruna (1846-50), los ingresos irlandeses eran bajos según los patrones europeos. Sin embargo, un análisis de las dietas en Irlanda nos sugiere que la pobreza se hallaba mitigada por una ingestión de calorías que sobrepasaba a las de Inglaterra y Francia en los inicios del siglo XIX. Las demandas calóricas extras debidas al trabajo agrícola no explican esta desproporción. La impresión de una alimentación saludable queda corroborada por un análisis comparativo entre las estaturas irlandesas y británicas de finales del siglo XVIII y principios del XIX.
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