Bilbao ha renacido como gran centro financiero tras el anuncio de fusión de los bancos de esta capital y el de Vizcaya. La euforia en los órganos directivos y financieros de la sociedad vasca sólo es comparable a la que se vive cuando el Atlethic o la Real Sociedad vapulean a los equipos madrileños. La guerra personal que ha enfrentado en los últimos días a Alfonso Escámez y a los Albertos ha pasado a un segundo plano. En Madrid, las campanas de la fusión tocan de nuevo a arrebato. Los ojos están puestos en Mario Conde y en Claudio Boada. En el primero como oteador de una posible pieza para Banesto, y en el segundo como receptor de las redes de un tercero. Luis Valls, presidente del Popular, tampoco está ocioso y lo que sí parece claro es que, si hay carrera, no llegará el último a la meta. Sólo el Santander se mantiene al margen de los rumores en su hornacina cántabra.
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