Agosto es el mes de las galas, de las giras disparatadas, de los "cachés" millonarios. Y aunque este año hay menos dinero para gastar en conciertos y menos actuaciones contratadas que en anteriores temporadas, la crisis no ha evitado que España entera se vuelque en fiestas y que los artistas sigan cobrando cifras desorbitadas. Pero no son sólo las estrellas quienes hacen su agosto: empresarios, productores y técnicos medran en esta locura del verano, una locura que mueve cientos de millones y que da empleo a miles de personas.
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