La preexcitación ventricular, debida a una vía accesoria que «une» eléctricamente aurículas y ventrículos, puede dar lugar a una variedad de síndromes arrítmicos, desde taquicardias paroxísticas de la unión auriculoventricular a facilitación y agravamiento de taquiarritmias auriculares que pueden conducir incluso a muerte súbita; sin embargo, estadísticamente, lo más frecuente es que el individuo esté asintomático toda su vida. En el asintomático, los estudios poblacionales con seguimiento a muy largo plazo indican que el riesgo de muerte súbita es mínimo. El tratamiento agudo de las taquiarritmias se basa en la administración de adenosina/verapamilo para las taquicardias regulares con un complejo QRS estrecho, y procainamida/cardioversión eléctrica para las taquiarritmias preexcitadas. No se recomienda el tratamiento crónico con fármacos antiarrítmicos, porque su eficacia no está bien contrastada y el riesgo de efectos adversos es considerable. En los pacientes sintomáticos, el tratamiento de elección es la ablación con catéter, con un 93% de eficacia, un 1% de complicaciones mayores y un 1¿ de mortalidad. En el individuo asintomático, la indicación de ablación suscita controversia; la propuesta de los autores es que se realice un control clínico periódico y se indique la ablación sólo en los casos que desarrollen síntomas de taquiarritmias.
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