En Francisco Giner de los Ríos (Ronda, 1839-Madrid, 1919), al igual que otros autores liberales progresistas como es el caso J. Dewey, Hobhouse y el primer Laski, y dentro de la misma corriente específica del krausista español Adolfo Posada, la educación es uno de los pilares de la democracia, pues de lo que se trata es de formar hombres (“personas” diríamos en el lenguaje inclusivo de hoy) con capacidad de decisión; de formar ciudadanos libres. La educación del ciudadano en y para la democracia es una constante de la teoría de la democracia y se le ha vinculado como una condición existencial para que se puede producir un debate público en la sociedad y en el proceso de toma de decisiones en las sociedades democráticas, siendo el debate un momento dinámico que precede a la decisión en el marco de una política deliberativa y de la política participativa de todos los individuos (dándoles voz) a través de distintos mecanismos pluralistas creados en la sociedad civil.
Desde su “ideal de la humanidad” krausista pensaba que el Derecho –y la aspiración hacia la justicia social que la acompaña- estaba incrustado en el corazón del desarrollo social: su organicismo democrático-social era también evolucionismo social. En consecuencia, el progreso social es una ley vida, que, sin embargo, necesitaba ser impulsada a través de las reformas adecuadas. A través de ese organicismo social los intelectuales krausistas más inquietos acabarían vinculando el liberalismo social orgánico con el intervencionismo estatal no autoritario. Esa intervención debería ser correctora de las disfuncionalidades sociales y económicas de la modernización industrial (la “cuestión social”).
Las ideas de Francisco Giner de los Ríos y su puesta en práctica a través de acciones institucionales y sociopolíticas han sido un factor determinante en el desarrollo de la cultura y del pensamiento social y pedagógico en España, con una gran repercusión en Latinoamérica.
n Francisco Giner de los Ríos (Ronda, 1839-Madrid, 1919), like other progressive liberal authors such as J. Dewey, Hobhouse and the first Laski, and within the same specific current of the Spanish krausist Adolfo Posada, education is one of the pillars ofdemocracy, since the aim is to form men ("persons" we would say in today's inclusive language) with decision-making capacity; to form free citizens. The education of the citizen in and for democracy is a constant in the theory of democracy and has been linked to it as an existential condition for public debate to take place in society and in the decision-making process in democratic societies, debate being a dynamic moment that precedes the decision in the framework of a deliberative policy and participatory policy of all individuals (giving them a voice) through different pluralist mechanisms created in civil society.From his Krausist "ideal of humanity" he thought that law -and the aspiration towards social justice that accompanies it -was embedded in the heart of social development: his social-democratic organicism was also social evolutionism. Consequently, socialprogress is a living law, which, however, needed to be driven by appropriate reforms. Through this social organicism, the most restless Krausist intellectuals would end up linking organic social liberalism with non-authoritarian state interventionism. This intervention should correct the social and economic dysfunctionalities of industrial modernization (the "social question").The ideas of Francisco Giner de los Ríos and their implementation through institutional and socio-political actions have been a determining factor in the development of culture and social and pedagogical thought in Spain, with great repercussions in LatinAmerica.
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