Para oriente “Anahata” es un poderoso centro de energía, situado en el adentro del centro del esternón. En nuestro idioma sería algo así como “el sonido que producen dos cosas sin llegar a chocarse”, “el Indemne”, “el No-golpeado”.
Nos habla de la energía del amor sin objeto, del equilibrio entre los opuestos, de la fusión entre la materia y el espíritu; de la sinergia: la multiplicación en la donación.
Cuando expandimos y extendemos nuestro cuerpo en vertical y horizontal el lugar donde se cruzan estos caminos pasa por el corazón.
En la tradición cristiana este centro lo representa la Cruz. “Nadie tiene mayor Amor que aquel que da la vida por quienes ama”.
Desde “Anahata” percibimos el corazón como el fiel de la balanza, el centro en el que todas las direcciones son integradas. Desde “Anahata” podemos lanzar el llamado que nos devuelve el Ser: “A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te Requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero”… El requerimiento como llamada pero también como “volver a querer”. Aquello de lo que me despojé, lo negado, olvidado o despreciado lo vuelvo a querer, quiero recuperar lo mío y lo “reclamo”.
Llamado que podemos lanzar también al Otro y que podemos recibir de él. “Te requiero” como energía amorosa de transformación.
Realizamos el taller acompañados del “Sistema Consciente para la Técnica del Movimiento” de Fedora Aberastury el “Método Cos-Art” de Yiya Díaz. Ambos proponen un camino de trabajo corporal consciente, a través de los canales y centros de energía psicofísicos, con ejercicios muy sencillos similares a los movimientos de la vida cotidiana, que nos ayudan a tomar conciencia de nuestro modo de estar en el mundo y en nosotros mismos además de poder intervenir para cambiar aquellos modos que nos resultan más desintegradores o insanos.
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