La pesadilla perpetua En España, la vivienda siempre ha sido un problema para la gente corriente. Ha sido también una fuente de enriquecimiento para las clases altas. Comerciar y especular con bienes básicos siempre ha sido un buen negocio. Hasta mitad de los años cincuenta, la mayoría de las clases trabajadoras vivía de alquiler. El franquismo cambió el modelo; en parte, porque se pensó que convertir a la gente en propietaria debilitaría la cultura obrera. En parte, también, porque el control de alquileres forzado por los bajos salarios reducía la rentabilidad de la inversión. Se inició el modelo de construcción masiva de viviendas en propiedad y, con ella, se empezó a gestar la primera burbuja inmobiliaria que acabó estallando con la crisis de los años setenta.
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