Las tácticas de guerrilla tradicionalmente han sido aplicadas por las fuerzas de superficie. Se basan en acciones limitadas y el elemento sorpresa para conseguir desgastar a un enemigo superior. Las necesidades asociadas a la aplicación del poder aéreo como los costos de operación, la tecnología necesaria o la alta dependencia de instalaciones, no hacían viable este tipo de estrategias. La proliferación de los drones y sus especiales características han roto parte de estas limitaciones, haciendo factibles las tácticas de guerrilla aérea. El reciente conflicto entre Ucrania y Rusia está sirviendo como escaparate para analizar la viabilidad de esta estrategia en el dominio aéreo.
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