En 1948, el comandante Edmond Petit, de las Fuerzas Aéreas francesas, tuvo la idea de crear una competición específica para el personal de vuelo. A fin de animar a los jóvenes pilotos para que ser interesasen en tal entrenamiento específico que mejoraría su capacidad de autoprotección y sus dotes profesionales, cada deporte escogido cubría alguno de los requisitos del programa de instrucción del piloto. Además, el conjunto de pruebas resultaba animado por un «espíritu del piloto», tanto individualista como colectivo, audaz pero controlado, metódico pero inteligente.
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