La convergencia de medios podría resumirse como la conjunción de tres industrias: informática, telecomunicaciones y de contenidos. Hoy, con un único dispositivo móvil, es posible consumir y producir cualquier tipo de material audiovisual. Los Estados pueden tomar nota de las características e impactos de estos cambios para impulsar estrategias que potencien su posible vinculación con la ciudadanía. Para la instalación de una temática en la agenda pública, es necesario que redefinan las acciones impulsadas hasta hoy: campañas obsoletas que desestiman al ciudadano. El Estado puede instalar temáticas, por ejemplo, a través de las redes sociales. En relación a la interactividad, la creación de un perfil en una red social puede generar una fuerte humanización del Estado. Con respecto a la multimedialidad el desafío es crear plataformas que permitan un contacto ameno con el ciudadano. Referido a la distribución, es posible pensar un proceso de difusión y sensibilización abarcativos. En definitiva, los Estados están en condiciones de redefinir su utilización de la comunicación.
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