El presente artículo se propuso analizar si se pudiera considerar institucionalizado el sistema de partidos en Chile para después estudiar su evolución desde 2006 hasta 2019. Se buscó entonces dar otra perspectiva sobre la estabilidad que caracterizó al sistema partidario chileno, ya que los alineamientos coalicionales que se dieron en los años de la dictadura impactaron en las dinámicas de competición del sistema de partidos post-transicional. Durante tres décadas, el panorama político estuvo dominado por el bloque de la centroizquierda concertacionista y el bloque de la derecha. Por ello, este artículo realizó una revisión de la literatura detallada y especializada en el caso chileno. Lo que se determinó es que, si bien existía una alta estabilidad, un aspecto relevante en lo que concierne a la categorización de un sistema institucionalizado, la ciudadanía se iba distanciando de la política institucional al sentir que no respondía a sus demandas. Había perdido la capacidad de permear en la ciudadanía. Así pues, a finales de 2019 Chile vivió el estallido social, uno de los principales hitos de la historia reciente del país, que significó la materialización del desacople total entre la élite política y la ciudadanía.
This paper set out to analyze whether the party system in Chile could be considered institutionalized and then to study its evolution from 2006 to 2019. It then sought to give another perspective on the stability that characterized the Chilean party system, since the coalitional alignments that occurred in the years of the dictatorship impacted the competitive dynamics of the post-transitional party system. For three decades, the political landscape was dominated by the center-left Concertación bloc and the right-wing bloc. Therefore, this paper conducted a detailed and specialized literature review on the Chilean case. What was determined is that although there was a high degree of stability, a relevant aspect in terms of the categorization of an institutionalized system, the citizenry was distancing itself from institutional politics because it felt that it did not respond to its demands. It had lost the capacity to permeate the citizenry. Thus, at the end of 2019 Chile experienced the social outburst, one of the main milestones in the recent history of the country, which meant the materialization of the total disengagement between the political elite and the citizenry.
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