Bill Clinton desgrava habitualmente sus donaciones de calzoncillos largos usados a instituciones de caridad, pero hace años "olvidó" reclamar en su declaración a Hacienda la desgravación por pérdidas en una inversión inmobiliaria -Whitewater Development Corporation-, que salió mal y cuyas ramificaciones podrían ahora complicarle la vida. Todavía no hay escándalo, pero eso es casi peor, porque existe un "posible escándalo" en el que coinciden una aparente financiación ilegal de campañas políticas, un fraude bancario que costó 60 millones de dólares a los contribuyentes, dudas sobre la reputación profesional de Hillary Clinton y un suicidio, todavía no aclarado, en la Casa Blanca. Aunque todavía es pronto para sacar conclusiones, ya hay quien ha recordado que la sombra del Watergate es alargada.
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