La palabra parta para “ejército” era Spād, forma derivada de Spādak, en avéstico y persa antiguo. Este término vendría sucedido por el sasánida Spāh (o Spah). Fue mérito del Spād impedir que la maquinaria militar romana absorbiera Irán, lo que permitió, a su vez, que la dinastía arsácida y el Imperio parto perduraran durante casi cinco siglos (ca. 250 a. C.-224 d. C.). En este empeño, pues, el Spād logró tres éxitos fundamentales: preservar la independencia de Persia durante casi cinco siglos; impedir que Roma accediera a las fronteras de Asia Central y la India, lo que negó a la superpotencia mediterránea la oportunidad de controlar la lucrativa Ruta de la Seda conectada a China; y arrebatar a los romanos la oportunidad de reeditar la gesta de Alejandro Magno de conquistar Persia.
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