Zaragoza, España
El proceso de proyecto de Le Corbusier se estructura en dos fases bien diferenciadas cuando el programa funcional reviste una cierta complejidad: una primera, en la que se eligen los volúmenes simples capaces de albergar los diversos usos del edificio, así como las conexiones que deben establecerse entre ellos, y una segunda, de carácter más intuitivo y emocional, en la que algunos de ellos son modelados hasta alcanzar formas plásticas y singulares, de geometría curva, que destacan entre aquellas de matriz ortogonal. Se establece de este modo una suerte de dualidad, que podríamos denominar racionalista-intuitiva, que se sumaría a otras ya conocidas como, por ejemplo, masculino-femenino (Fernández Galiano) o público-privado (Colomina).El origen de estas formas plásticas está en las primeras villas de La Chaux de Fonds donde, aún con carácter simple y en clara deuda con ciertos episodios de la historia de la arquitectura, aparecen junto a una única caja principal. A partir de aquí, en concordancia con los sucesivos cambios de intereses de Le Corbusier, tanto pictóricos como arquitectónicos, las vemos evolucionar y asumir nuevos significados y papeles cada más complejos en el desarrollo de los proyectos. La influencia del cubismo y su decidida apuesta por la industria, primero, y por la naturaleza después, le permiten explorar las posibilidades de un particular lenguaje formal con el que componer sus obras a partir de esa dualidad de formas cúbicas y formas plásticas.Este artículo estudia, siguiendo un orden temporal, algunas de las formas plásticas empleadas por Le Corbusier en su arquitectura analizando tanto sus implicaciones funcionales, espaciales, perceptivas y representativas, como el modo y momento en que aparecen, bien en el inicio, bien en una fase intermedia del proceso de ideación.
Le Corbusier's design process is structured into two distinct phases when the functional programme is somewhat complex: the first, in which simple volumes capable of housing the building's various uses are chosen, as well as the connections that must be established between them, and the second, of a more intuitive and emotional nature, in which some of them are modelled to achieve artistic and singular forms, with curved geometry, which stand out among those with an orthogonal matrix. In this way, a kind of duality is established, which we could call rationalist-intuitive, which would be added to other already well-known pairings such as, for example, masculine-feminine (Fernández Galiano) or public-private (Colomina). The origin of these artistic forms is in the first villas of La Chaux-de-Fonds where, still with a simple character and clearly indebted to certain episodes in the history of architecture, they appear next to a single main box. From here, in accordance with the successive changes in Le Corbusier's interests, both pictorial and architectural, we see them evolve and take on new meanings and increasingly complex roles in the development of the designs. The influence of cubism and his determined commitment to industry, first and foremost, and then to nature, enabled him to explore the possibilities of a particular formal language with which to compose his works based on this duality of cubic and artistic forms. Following a temporal order, this article studies some of the artistic forms used by Le Corbusier in his architecture, analysing both their functional, spatial, perceptual and representative implications, as well as the way and timing in which they appear, either at the beginning or in an intermediate phase of the ideation process.
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