En este libro Ferrer, en plena época renacentista, hace compatibles las teorías oníricas de los autores griegas ceo sus principies y punto de vista cristianas. Niega tajantemente que existan ensueños vanos y se interesa por los ensueños vanos naturales, cuya génesis está en el estado psicofísíco del individuo. Pero, sobre todo, presta su máxima atención a los ensueños divinos. Establece normas pura distinguir éstos de los enviados por los malos espíritus. Afirma que ha descubierto mediante la razón y la propia experiencia claves para la interpretación de los ensueños que los filósofos anteriores no llegaron a descubrir.-
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