Todavía bajo los efectos del tratamiento médico, el castigado Mariano Rubio reemprendía sereno y esperanzado el regreso a casa tras quince días de "desagradable" experiencia carcelaria. Pero el juez que ha decretado su libertad mantiene los cargos contra él y su amigo Manuel De la Concha. Los parlamentarios por su parte, preparan toda su artillería para descargar en el ex gobernador del Banco de España las fundadas sospechas de enriquecimiento personal, tráfico de influencias y uso de información privilegiada.
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