Doce años de hegemonía socialista han terminado. Por vez primera desde 1982, el domingo 12 de junio el PSOE no ganó unas elecciones de ámbito nacional. Su retroceso fue tan acusado que la ventaja obtenida por el Partido Popular es de casi diez puntos porcentuales. La tradicional cantera andaluza sufrió así mismo un serio desgaste, hasta el punto de que la diferencia entre el PSOE y el PP se redujo, en votos válidos, a sólo cuatro puntos porcentuales. Con su victoria en trece de las diecisiete comunidades autónomas, el partido que lidera José María Aznar se ha convertido, por fin, en una consolidada opción de gobierno, que casi habría obtenido mayoría absoluta en caso de que las elecciones hubieran sido generales. La oportunidad de la convocatoria anticipada de estas últimas, tras el varapalo electoral, es la principal cuestión -casi la única- que ahora debe considerar el presidente Felipe González.
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