Rubias, calas, lentillas, duros, chocolatinas, libras de doscientas y demás monedas, de la época franquista a la etapa constitucional, conviven actualmente en nuestros bolsillos. Las nuevas monedas, valoradas por unos y criticadas por otros, no acaban de imponerse. El Banco de España no se decide a decretar la retirada de las monedas del sistema anterior y así, aunque hace años que ya no se acuñan, siguen en vigor en máquinas expendedoras y recreativas, en cabinas telefónicas y autopistas, y en cualquier operación comercial. Si la convivencia de tantas piezas diferentes resultó confusa los primeros años, hoy es algo comúnmente aceptado, que sólo deja perplejos a los extranjeros y vuelve locos a ancianos y miopes.
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