“La agricultura familiar es la forma predominante de producción alimentaria y agrícola en los países desarrollados y en desarrollo, ya que produce más del 80 por ciento de los alimentos del mundo en términos cualitativos. Dado el carácter multidimensional de la agricultura familiar, la explotación agrícola y la familia, la producción de alimentos y la vida en el hogar, la propiedad de las explotaciones y el trabajo, los conocimientos tradicionales y las soluciones agrícolas innovadoras, el pasado, el presente y el futuro están profundamente entrelazados” (FAO e IFAD, 2019).
En 2019, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura reconocía así las ventajas de la agricultura campesina y familiar ante los retos alimentarios y climáticos. Este modelo ofrece una mejor gestión de los recursos, del territorio y de los conoci- mientos necesarios para garantizar la seguridad alimentaria a nivel mundial.
Mi argumento es que el modelo agrario campesino puede aportar aprendizajes valiosos para organizar una estrategia revolucionaria que permita desarmar al capitalismo y construir un sistema alternativo. Centrándome en el caso gallego, trataré de establecer un paralelismo entre el desarrollo rural y el proyecto que queremos llevar a cabo.
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