Ana Vinué Aisa, Ana Pero-Sanz Vela, Maria Leiva Fuertes, Ana Retornano Montolar, Carmen Gabarre Garcia, Lucía Retornano Montolar
Un Traumatismo Craneoencefálico (TCE) es una lesión en la región craneal o facial producida por una fuerza externa, pudiendo conllevar esta alteración de las habilidades cognitivas, físicas y/o emocionales de la persona1. Representa un importante problema de salud mundial con altas tasas de mortalidad, según su gravedad, e implica una serie de consecuencias para la calidad de vida del individuo2. La gravedad del TCE depende del modo en cómo ocurrió el traumatismo (caídas, accidentes de tráfico, agresiones…) y de la aparición de complicaciones tras el mismo. Existen tres tipos:
TCE leve: pacientes que no han llegado a perder la consciencia o sin la han perdido de manera leve la conciencia. Refieren cefalea, mareo, vómitos, amnesia, etc.3.
TCE moderado: pacientes que pueden presentar confusión, obnubilación, alteración de la fuerza o la sensibilidad en los miembros, dificultades para ver o hablar y lesiones en otras partes del cuerpo además de la cabeza3-5.
TCE grave: pacientes que están en coma como consecuencia del traumatismo y, habitualmente presentan graves lesiones en otras áreas del cuerpo6.
Para diagnosticar y evaluar la gravedad de un TCE se utiliza la escala Glasgow que es una herramienta estándar para evaluar el nivel de conciencia del paciente. Se califica la respuesta verbal, motora y ocular en una escala de 3 a 15 7; y el examen neurológico en el que se evalúan los reflejos, la coordinación, fuerza muscular, sensibilidad, pupilas y respuesta motora.
Las pruebas de imagen son fundamentales para detectar fracturas, hemorragias o edema cerebral. El estándar de oro es la Tomografía computarizada (TC) ya que puede mostrar hemorragias intracraneales, fracturas de cráneo o edemas cerebrales. La Resonancia magnética (RM) es especialmente útil para identificar lesiones cerebrales más sutiles, como lesiones axonales difusas, que pueden no ser evidentes en una TC.
A Traumatic Brain Injury (TBI) is an injury to the cranial or facial region caused by an external force, which may lead to changes in the individual’s cognitive, physical, and/or emotional abilities, and is preventable 1. It represents a significant global health issue with high mortality rates depending on its severity and has various consequences for the individual’s quality of life2.
The severity of TBI depends on how the trauma occurred (falls, traffic accidents, assaults, etc.) and the appearance of complications afterward. There are three types of TBI:
Mild TBI: Patients who have not lost consciousness or have experienced only a brief loss of consciousness. They report headaches, dizziness, vomiting, amnesia, etc.3.
Moderate TBI: Patients may present with confusion, drowsiness, weakness or sensory changes in the limbs, difficulties seeing or speaking, and injuries to other parts of the body in addition to the head3-5.
Severe TBI: Patients are in a coma due to the trauma and usually have severe injuries in other areas of the body as well6.
To diagnose and assess the severity of a traumatic brain injury (TBI), it is used The Glasgow Coma Scale is a standard tool for evaluating the patient’s level of consciousness 7 and a neurological exam, it evaluates reflexes, coordination, muscle strength, sensitivity, pupils, and motor response.
Imaging tests are crucial for detecting fractures, hemorrhages, or brain edema. The gold standard in the evaluation of acute TBI is a head Computed Tomography (CT) scan, as it can reveal intracranial hemorrhages, skull fractures or brain edema. Magnetic Resonance Imaging (MRI) is particularly useful for identifying more subtle brain injuries, such as diffuse axonal injuries, which may not be apparent on a CT scan.
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