La imagen que en las últimas semanas se ha ofrecido sobre el incierto futuro sentimental de la infanta Elena es tan equívoca como desafortunada. Mientras desde el Palacio de la Zarzuela se desmiente con una rotundidad nada frecuente que existan preparativos de boda en la Casa Real, la Prensa husmea en un ramillete de candidatos entre los que la infanta parece obligada a elegir, con tino y cuanto antes. ¿Tiene realmente doña Elena que casarse a corto plazo? ¿Se está planeando su enlace en la Casa del Rey como un apremiante asunto de Estado? ¿Acaso no interesa lo más mínimo quién será el elegido? ¿Se trata de una maquinaria puesta en marcha para desviar la atención de otras cuestiones de Palacio? ¿O, simplemente, sucede que esta rocambolesca historia de tintes principescos no es más que un bulo?.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados