Una reducida pero ruidosa corriente dentro de la izquierda venía reclamando hace tiempo mayor transparencia en Zarzuela. A pesar de que la Constitución establece que Su Majestad “distribuye libremente” la asignación para el mantenimiento de la Casa del Rey y su Familia, la española es una de las pocas jefaturas del Estado europeas que no rinden cuentas de sus gastos a cargo del dinero público. Ha tenido que ser Iñaki Urdangarin quien, con su conducta poco “ejemplar”, propiciara que el monarca se avenga a publicar sus cuentas. Lo hará antes de fin de año. Un año lleno de contratiempos para una monarquía cada vez más cuestionada.
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