El esfuerzo de las élites liberales decimonónicas por impulsar la educación primaria entre las clases populares tuvo una compleja traslación a la realidad social española. Para estudiar las iniciativas de instrucción primaria y la realidad de las escuelas y maestros en la España urbana del siglo XIX, este artículo aborda un análisis micro sobre un espacio urbano obrero concreto, la Barceloneta. La precariedad y las malas condiciones fueron las características dominantes de los colegios municipales abiertos en 1841. De hecho, todas las iniciativas educativas, también las de carácter público, tuvieron como principal propósito la moralización de un barrio percibido como ajeno y potencialmente peligroso por las élites urbanas. Esto se intensificó a partir de los años 1870, cuando el distrito portuario de Barcelona fue escenario clave de la batalla ideológica por el control de las almas obreras. Esta batalla permitió la multiplicación de centros privados, que acabarían cubriendo la mayoría de los alumnos matriculados, contrariamente a la tendencia española. La batalla por el control espiritual del barrio, al menos en el campo de la educación reglada, lo ganó la Iglesia Católica. El índice de escolarización vivió, como consecuencia del proceso, una clara mejoría a finales de siglo. También mejoraron, en menor medida, las tasas de alfabetización, aunque según el microanálisis de datos censales llevado a cabo, este progreso debe asociarse a procesos de educación informal o semiformal más que a la instrucción reglada.
The efforts of the nineteenth-century liberal elites to promote childhood education among popular classes had a complex translation into the Spanish social reality. In order to study the initiatives for childhood education and the reality of schools and teachers in nineteenth-century urban Spain, this article undertakes a micro-analysis of a specific working-class urban space, Barceloneta. Precariousness and poor conditions were the dominant characteristics of the municipal schools opened in 1841. In fact, all educational initiatives, including those of a public nature, had as their main purpose the moralisation of a neighbourhood perceived as alien and potentially dangerous by the urban elite. This intensified from the 1870s onwards, when Barcelona's port district became a key stage in the ideological battle for the control of working-class souls. This battle allowed the multiplication of private schools, which would end up covering most of the pupils, contrary to the Spanish trend. The battle for the spiritual control of the district, at least in the field of formal education, was won by the Catholic Church. As a result of the process, the schooling rate saw a clear improvement at the end of the century. To a lesser extent, literacy rates also improved, although according to the micro-analysis of census data carried out, this progress must be associated with informal or semi-formal education processes rather than with formal instruction.
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