Perú
La comunicación interventricular (CIV) fue identificada como la cardiopatía congénita más prevalente, con una incidencia global de 6-8 por cada 1,000 nacidos vivos, según datos de la OMS y estudios regionales. En América Latina, esta afección representó una de las principales causas de muerte neonatal. En Perú, el Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja estimó que el 30% de los defectos congénitos correspondieron a enfermedades cardíacas, muchas de las cuales estuvieron asociadas con alteraciones genéticas como la trisomía 21, 13 o 18.El manejo postoperatorio de la CIV en preescolares posoperados en cuidados intensivos cardiovasculares fue considerado crucial para prevenir complicaciones como insuficiencia cardíaca y disfunción ventilatoria. El proceso de enfermería, compuesto por las etapas de valoración, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación, se aplicó como herramienta sistemática para brindar atención integral. Durante la valoración, se utilizaron los 11 patrones funcionales de Marjory Gordon para identificar problemas reales y potenciales, mientras que los diagnósticos prioritarios incluyeron disminución del gasto cardíaco, perfusión tisular ineficaz y respuesta ventilatoria disfuncional. Las intervenciones implementadas incluyeron monitoreo hemodinámico continuo, manejo de drenajes torácicos, prevención de infecciones y control del dolor. Estas acciones, junto con un enfoque humanizado y el soporte emocional a las familias, mejoraron los resultados clínicos y fortalecieron el vínculo entre el equipo de salud y los cuidadores. El proceso de enfermería fue clave para garantizar una recuperación adecuada y brindar un cuidado de calidad a los pacientes pediátricos afectados por CIV.
The ventricular septal defect (VSD) was identified as the most prevalent congenital heart disease, with a global incidence of 6-8 per 1,000 live births, according to WHO data and regional studies. In Latin America, this condition represented one of the leading causes of neonatal mortality. In Peru, the National Institute of Child Health San Borja estimated that 30% of congenital defects were heart diseases, many of which were associated with genetic alterations such as trisomy 21, 13, or 18.Postoperative management of VSD in preschoolers in cardiovascular intensive care units was considered crucial to prevent complications such as heart failure and ventilatory dysfunction. The nursing process, consisting of the stages of assessment, diagnosis, planning, implementation, and evaluation, was applied as a systematic tool to provide comprehensive care. During the assessment phase, the 11 functional health patterns of Marjory Gordon were used to identify actual and potential problems, while the priority diagnoses included decreased cardiac output, ineffective tissue perfusion, and dysfunctional ventilatory response.Implemented interventions included continuous hemodynamic monitoring, thoracic drain management, infection prevention, and pain control. These actions, along with a humanized approach and emotional support for families, improved clinical outcomes and strengthened the bond between the healthcare team and caregivers. The nursing process was key to ensuring proper recovery and providing quality care to pediatric patients affected by VSD
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