Por aquello de que la vida es un enigma, váyase usted, por ejemplo, a Andorra, y cómprese la televisión, el vídeo y el aparato de sonido más modernos, y allí mismo, donde le venden las maravillas de esta civilización, entérese usted que en Andorra, cuando una persona muere, se le pregunta si está muerto, y al no responder el finado, entonces y no antes, se le extiende el certificado de defunción. Esta ceremonia sólo es el atisbo de un pequeño país que vive prácticamente apoyado en leyes que datan del año 1287. Así es la forma de Gobierno.
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