El artículo investiga aquellos rasgos del modelo étnico búlgaro que han contribuido a evitar tensiones étnicas destructivas en la marcha de los procesos de las transformaciones sociales iniciados a finales de los 80 y principios de los 90. Las hipótesis principales con las que trabajaremos son: que hostilidades históricas no están causalmente relacionadas con el conflicto violento, que los factores demográficos y sus proyecciones políticas juegan un papel importante, que la convivencia étnica pacífica es posible bajo las adecuadas regulaciones legislativas y la existencia de mecanismos culturales, que evitar de la politización de la mayoría es de suma importancia para la conservación del carácter no violento de la transición y por fin, que la consolidación y movilización étnica no engendran disputas violentas si entre las elites existe un consenso sobre los valores básicos.
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