Las infecciones graves de piel y tejidos blandos son complicaciones comunes en pacientes con linfoma de Hodgkin (LH), especialmente aquellos en etapas avanzadas de la enfermedad que reciben tratamiento paliativo. El LH es un tipo de linfoma caracterizado por la proliferación de linfocitos anormales, y su tratamiento, que incluye quimioterapia e inmunoterapia, conlleva una inmunosupresión significativa, lo que incrementa el riesgo de infecciones. En estos pacientes, las infecciones pueden evolucionar rápidamente y presentar características atípicas, complicando el diagnóstico y el manejo.
El objetivo de este reporte es describir el caso de una paciente de 73 años con LH metastásico en tratamiento paliativo que desarrolló una infección grave de piel y tejidos blandos, que evidenció el desafío en el manejo de infecciones en pacientes inmunocomprometidos. A pesar de recibir tratamiento antimicrobiano dirigido y drenaje quirúrgico, la paciente presentó un deterioro clínico progresivo debido a la persistencia de la infección y la sepsis refractaria, que culminó en un fallo multiorgánico. Este caso resalta la importancia de un enfoque multidisciplinario que considere no solo el manejo antimicrobiano, sino también la atención integral al paciente, priorizando el manejo sintomático y la comunicación con los familiares en escenarios de mal pronóstico.
Severe skin and soft tissue infections are common complications in patients with Hodgkin lymphoma (HL), especially those in the advanced stages of the disease who are receiving palliative treatment. HL is a type of lymphoma characterized by the proliferation of abnormal lymphocytes, and its treatment, which includes chemotherapy and immunotherapy, involves significant immunosuppression, which increases the risk of infections. Infections can evolve rapidly in these patients and present atypical features, complicating diagnosis and management. The objective of this report is to describe the case of a 73-year-old patient with metastatic HL on palliative treatment who developed a severe skin and soft tissue infection, which evidenced the challenge in the management of infections in immunocompromised patients. Despite receiving targeted antimicrobial therapy and surgical drainage, the patient presented a progressive clinical deterioration due to persistent infection and refractory sepsis, culminating in multiorgan failure. This case highlights the importance of a multidisciplinary approach that considers both antimicrobial management and comprehensive patient care, prioritizing symptomatic management and commu-nication with family members in poor prognostic scenarios
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