Los juzgados y la cárcel se están convirtiendo en la antesala de Ferraz. El desfile de los otrora todopoderosos dirigentes del puño y la rosa por los juzgados, conducidos entre guardias civiles como simples delincuentes, se está convirtiendo en un plato cotidiano que la televisión de Jordi García Candau sirve en bandeja, con mayor o menor profusión, según sean las consignas del aparato del PSOE. Mientras los jueces encargados de los casos Ibercorp, Roldán y PSV han extremado su celo amparados en la alarma social de los delitos cometidos, y no han dudado en colocar entre rejas a los responsables que han podido detener, el juez Marino Barbero, que ha ganado notoriedad instruyendo el caso Filesa, lleva ya consumidos casi cuatro años sin que el sumario se vea concluido. Los empresarios y banqueros que, presuntamente, pagaron al PSOE han desfilado ya en varias ocasiones por el Supremo, pero los dirigentes socialistas que urdieron la trama para extorsionar a las empresas, aún no han comparecido. No sólo jueces y políticos, sino la mayoría de la opinión pública se pregunta: ¿cuándo llamará el juez Barbero a Benegas, Marugán, Galeote, Guerra y al propio González?.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados