Los grandes monumentos diseminados por Europa, Próximo Oriente y África constituyen impresionantes recuerdos del arte romano, pero sólo nos cuentan una parte de su historia. El legado artístico de los romanos sobrevive en muchas otras formas, por lo que la autora de este libro se centra en cuatro temas principales: la herencia griega, el retrato, el arte oficial y la casa. Desde los primeros años de la República hasta el fin del Imperio, el gusto por la cultura griega supuso una importante influencia para los romanos que ellos adaptaron creando un arte propio. A través de las magníficas colecciones del British Museum nos habla un amplio abanico de antigüedades romanas, desde la escultura monumental, cuyo destino eran los lugares públicos, y los retratos de emperadores y ciudadanos particulares, hasta los mosaicos, pinturas murales y servicios de mesa destinados al disfrute en la intimidad.
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