A lo largo del siglo XVIII, la Corona española desarrolló un plan para dotar a la Armada, creada el año 1714, de una organización y una infraestructura material y logística cuya finalidad era instrumentalizar una política de protección a las colonias ultramarinas y al tráfico comercial con la metrópoli. La construcción de navíos de guerra y su mantenimiento en condiciones operativas adecuadas fue una de las prioridades de esta política. José Romero Fernández de Landa fue ingeniero de Marina desde la etapa fundacional de este Cuerpo patentado en el que llegó a alcanzar la responsabilidad de Ingeniero General.
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