En los últimos años de su vida, Georges Duby dedicó sus esfuerzos a la historia de la mujer, un aspecto tradicionalmente despreciado del pasado y que este prestigioso medievalista contribuyó a divulgar. Las Damas del siglo xii son mujeres que no pueden hablarnos con su propia voz. Pertenecientes a un mundo plenamente masculino como el del Medievo, sus escritos -si los hubo- no han conseguido superar el transcurso de los siglos. En esta trilogía, la última gran obra de Duby, el autor escarba en la retórica de los documentos de la época para tratar de ofrecer un retrato veraz de las mujeres a través de tres enfoques distintos. En este segundo volumen, El recuerdo de las abuelas, se recrea su imagen a través de los testimonios de sus descendientes masculinos, a quienes les complacía imaginárselas dóciles y sumisas, encubriendo así el temor que sentían por ellas. Su papel es siempre secundario, sólo se les concede el poder atribuido a la feminidad: influir en los esposos usando el arma de su atractivo o aconsejar a los hijos, valiéndose del afecto filial. En el primer tomo, «Eloísa, Leonor, Iseo y algunas otras», se ofrecen los retratos de algunas de las mujeres más conocidas de entonces: Leonor de Aquitania, Iseo, Eloísa, Soredamor, Fenice...; y en el tercero, «Eva y los sacerdotes», se describe la influencia sobre las mujeres de los eclesiásticos, sus jueces más severos y maliciosos.
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