En el transcurso de los últimos años se ha observado que las economías socialistas tendían a lograr una fructífera síntesis entre la planificación central (a la que, por supuesto, no se piensa renunciar, por seguirla considerando la única vía que puede asegurar a la larga un desarrollo coherente y ordenado) y el mercado (sin cuyo mecanismo se ha llegado al convencimiento de que no cabe conseguir una distribución y aprovechamiento real y racional de los recursos disponibles). A medida que este proceso se consolidaba, aumentaba paralelamente la importancia de la banca en los países socialistas. El presente libro estudia este tema, por vez primera, de manera sistemática, y muestra hasta qué punto es injustificada la creencia, común en los países capitalistas, acerca de la escasa importancia de los bancos socialistas. Últimamente, además, se impone la tendencia a estimular la mayor actividad y participación de las cajas de ahorros y demás instituciones de ahorro y crédito popular, a medida que el nivel de vida de la población va aumentando.