El 1 de enero de 1999 se instauró la unión monetaria en la Unión Europea. Ello significó que los Estados miembros que cumplieron con unos criterios monetarios, y quisieron, empezaron a compartir una política monetaria común, diseñada y dirigida por el Banco Central Europeo y una moneda, el euro, que sustituía a las divisas nacionales. Esta unión monetaria surgió con un presupuesto comunitario muy reducido, y sin una armonización previa de las economías de los países participantes. La política monetaria quedaba en manos de un órgano de la Unión Europea, mientras que el resto de las políticas económicas, se encontraban sólo coordinadas entre los Estados miembros.
La situación actual parece indicar que el buen funcionamiento de la unión monetaria requiere mayor grado de integración económica y política. Las instituciones europeas están desarrollando mecanismos para incidir y decidir la orientación de las políticas económicas estatales, especialmente la de aquéllos que forman parte del euro, y los afectados por las dificultades financieras. Parece plausible que cuando la crisis finalice, las políticas económicas de los países europeos estarán más integradas, y la Unión Europea dispondrá de instrumentos, esperemos que eficientes, para gobernar las decisiones económicas de sus Estados miembros.
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Mecanismo europeo de estabilidad: complemento de los instrumentos de coordinación de las políticas económicas de los estados miembros de la zona euro
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El problema de la asimetría en el "Tratado de estabilidad, coordinación y gobernanza en la Unión Económica y Monetaria": reflexiones críticas
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