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Acercarse a los caballos supone una experiencia única, verlos, escuchar su música interior estremece al que los admira.
Al mirar al caballo, sea cual sea su color, blanco o negro azabache, vemos que su hermoso caminar esconde su belleza.
Está en su crin, que se desliza como lianas por su espalda, está en sus ojos, que te miran intensos como si llevasen todo el amor del mundo y está en sus patas, que van dejando un eco de música a su paso.
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