Se trata de una visión fotográfica del sistema de Atapuerca, que representa a través de imágenes el entorno paisajístico que envuelve a los yacimientos y al Museo de la Evolución Humana, incluyendo los centros de recepción de visitantes de Ibeas de Juarros y de Atapuerca, dando protagonismo al río Arlanzón que va uniendo todos los elementos del sistema, mostrando como interactúan éstos en la época de las excavaciones, y de como se entrecruzan con la presencia religiosa de las iglesias y los peregrinos del Camino de Santiago. Toda esta narración visual queda guardada y referenciada en la memoria del magnífico arquitecto Juan Navarro Baldeweg; el Museo de la Evolución Humana.
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