¿Qué pensamientos están subordinados al espacio en el que fueron formulados? ¿Hubo ideas que se vieron condicionadas por el lugar en el que las engendraron nuestros antepasados? ¿Cuál fue la habitación en la que Roland Barthes esbozó Cómo vivir juntos. Simulaciones novelescas de algunos espacios cotidianos, o cómo era el aula de la Soborna en la que en 1977 dictó sus lecciones, entreveradas de improvisaciones, de orificios por los que accedía la luz hasta el núcleo de los conceptos? ¿En qué medida la forma de la arquitectura en cuyo seno se escribe determina la redacción de la historia y afecta a la ideación del escenario en el que acontecerán los sucesos del relato, o hasta qué punto conduce, consciente o imperceptiblemente, a la imaginación en un sentido o en otro? ¿Cómo es la ciudad que da lugar a la poesía y cómo la que la anula? Si Gabriel García Márquez, ya en México y hambriento, no se hubiera construido, con cuatro tablas mal clavadas, un cuarto al fondo del patio de la casa en la que vivía con Mercedes para enclaustrarse en él a escribir y a reescribir ¿hubiera sido distinta la choza atávica de Melquiades, el recinto claustral en el que habría de encerrarse José Arcadio Buendía a fundir peces de oro, ese en el que el tiempo tropezaba y siempre era lunes, donde Macondo se reducía a envoltura, a simple exterior de los límites de la casa gobernada por Úrsula Iguarán?1 O si Monsierur de Sainte-Colombe, de acuerdo a lo relatado por Alain Corneau en Tous les matins du monde (1991) con guion de Pascal Quignard, huyendo de los palacios y en busca de la música que mitiga la muerte, no hubiera levantado un pequeño palafito de madera casi en el bosque para recluirse en él a componer y a tañer ¿acaso la viola de gamba habría emitido alguna vez esos acordes que aspiraban a sustituir a la voz humana? O ¿acaso la filosofía heideggeriana habría sido más amable si no hubiera sido filtrada por el rigor y la estrechez de la cabaña en la que Heidegger se asiló para enunciarla? ¿O no sería más dúctil la arquitectura lecorbuseriana si no se hubiera proyectado en un estudio parisino que padecía estenosis?
Arquitecturas y literaturas sinónimas: Reivindicación de la literoarquitectura palíndromaGaleato
págs. 7-19
págs. 21-46
Montaigne, Warburg y Roussel: Tres lugares fuera de lugar
págs. 47-77
Escribir París: aspectos del deambular urbanoen Balzac, Baudelaire y Zola
págs. 79-100
págs. 101-117
págs. 119-133
Habitar, bordar, coser: Citas del teatro de Federico García Lorca
págs. 135-152
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