El desierto y el mar se parecen tantísimo pero al mar lo contemplan muchos y al desierto lo otean pocos acudir a tu propio encuentro es difícil:
cada camino encierra una memoria y en Béni Abbès se han esfumado los horizontes y el mundo es libre:
los ángeles de los vestidos ondean su alegría en los tenderos y oigo cómo esa ruina se descifra en la arena aquí el cielo sólo es el cielo y las casas de adobe están agujeradas por el rojo aire silencioso:
la brisa es la O ¡el desierto y el mar se parecen tantísimo! “Libro XI”, de Julio César Galán.
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