Goizeder Manotas Rueda (dir.), Xabier Barandiarán Irastorza (coord.)
Una política de integridad institucional en el ámbito público debe encuadrar necesariamente al empleo público. En efecto, todos los documentos que tanto la OCDE como el Consejo de Europa (Congreso de Poderes Locales y Regionales) han aprobado desde hace dos décadas en materia de Ética Pública, abogan por una extensión de las políticas de integridad no solo a la zona alta de la Administración Pública (Gobierno y cargos públicos ejecutivos, así como asesores), sino también a la propia función pública.
No cabe duda que reforzar los valores de servicio público (o, si se prefiere, la “orientación de servicio a la ciudadanía”) en el ámbito del empleo público foral es un medio de fortalecer el prestigio y la profesionalización de la institución de función pública en la Administración Foral, así como de apuntalar ese valor intangible que es la confianza de la ciudadanía en sus instituciones, en este caso a través del empleo público foral.
La finalidad última que persigue la puesta en marcha del presente Código Ético y de Buena Gestión del Empleo Público Foral es construir una infraestructura ética en el empleo público foral que visualice el compromiso profesional y la vocación de servicio, así como la ejemplaridad, del empleo público foral.
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