La tetralogía formada por un Prólogo - manifiesto de autor acerca de la literatura alejada de los principios decimonónicos - y tres obras cortas sobre el poder de las pasiones nos introduce de lleno en el ámbito las ideas centrales de Unamuno escritor y pensador. En Dos madres, asistimos a una tragedia de inspiración bíblica sobre la maternidad vicaria -asunto que los avances médicos han traído a la actualidad-, protagonizada por una mujer implacable, Raquel, más cercana a las mujeres fuertes de Strindberg que a la lorquiana Yerma, y un hombre indolente. El marqués de Lumbría es un relato sobre la envidia y la lucha por la primacía en el seno de una familia noble, abrumada por el hastío y la decadencia de la vieja mansión familiar y la sórdida ciudad de provincias donde transcurre la historia. De nuevo tenemos a una protagonista poderosa, Carolina, de nombre parlante, y a un varón débil. Por último, Nada menos que todo un hombre, novela y obra dramática desde su publicación, es una tragedia moderna que ofrece una versión muy singular de La bella y la bestia: Julia, el personaje femenino más sutil y atractivo de Unamuno, víctima consciente y lúcida de su sometimiento, y Alejandro, indiano ostentoso y desmañado, que, no obstante, suscita la piedad y comprensión del lector al final de la obra.
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