Burgos, considerada la capital del alzamiento militar de Franco, había recibido la Segunda República cinco años antes con normalidad, incluso con entusiasmo. Las autoridades locales se pusieron en 1931 al servicio del nuevo Régimen y colaboraron en todo lo que pudieron. Pero en la prensa se traslucía cada vez más el enfrentamiento que se producía en la calle y en las instituciones: peleas, huelgas, mítines políticos reventados, concejales detenidos, arbitrariedad de algunos gobernadores civiles. "Diario de Burgos" intentaba buscar la normalidad, no soliviantar a los exaltados, mientras "El Castellano" arremetía desde sus páginas contra todos aquellos que no pensaban como su director y sus editorialistas. A cambio, la censura golpeaba una y otra vez al periódico agrario. La prensa y la sociedad fueron radicalizándose a medida que pasaban los años.
Noventa años después, un grupo de profesores universitarios e investigadores han analizado al detalle lo ocurrido en aquella época y han conseguido extraer de las páginas de los medios de comunicación la esencia de unos momentos históricos trascendentales para España.
págs. 11-38
págs. 39-52
págs. 53-97
págs. 99-132
págs. 133-160
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La mujer en la prensa de la Segunda República: la cuestión femeninta
págs. 187-219
págs. 221-247
págs. 249-276
págs. 277-334
págs. 335-361
"Diario de Burgos" y "El Castellano": la moderación frente al radicalismo
págs. 363-397
"Burgos Gráfico": una revista adelantada a su tiempo
págs. 399-418
"La Libertad": el semanario del Partido Republicano de Burgos
págs. 419-430
págs. 431-445
págs. 447-472
págs. 473-484
págs. 485-506
págs. 507-534
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