Estamos en un magnífico momento del estudio del delito, y hay razones para pensar que no es el mejor. Estamos al borde de una nueva revolución científica por varios motivos: tenemos nuevas y vastas bases de datos, nuevo software, matemáticas avanzadas que nos ayudarán a construir mapas y mejorar los modelos para determinar cómo actúan los delincuentes y las víctimas. Los teléfonos móviles, el posicionamiento geográfico, y los datos sobre el tráfico, también nos ayudarán en estos análisis. Y esta transformación va más allá de los datos. La Criminología en particular y las ciencias sociales en general van alejándose del individuo puro como centro del universo. Ahora sabemos que los individuos responden de maneras muy distintas al cambiar sus ambientes y sus situaciones durante un día normal. El trabajo de Roger Barker en el año 1950 sobre los marcos del comportamiento se aplica ahora a datos reales. Pues esa es la clave de este progreso: una teoría más práctica, enfocada y de análisis de datos y patrones para determinar qué se puede hacer. Estamos asistiendo a una acumulación de conocimiento y comprensión del delito, y avanzaremos más si prestamos mayor atención al delito, si lo relacionamos con las actividades no delictivas, si usamos análisis espacio- temporales sencillos, y otros análisis más avanzados para sintetizar los datos, y especialmente si prestamos menos atención a las grandes teorías y más a las de alcance medio. Prof. Dr. Marcus Felson
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Aplicaciones prácticas de la teoría de las actividades rutinarias a la investigación criminal
Lucía Summers, D. Kim Rossmo
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