Qué pasó en los barrios populares con las actitudes hacia la inmigración y las relaciones de convivencia grupales durante los largos años de la Gran Recesión? ¿Y durante los tiempos del COVID-19? ¿Se produjo un ascenso de las actitudes reacias y hostiles debido al avance del precariado y al creciente arraigo de la población de origen inmigrante en dichos barrios? ¿Se transformaron esas actitudes hostiles en conflicto social o en apoyo a las propuestas excluyentes de la extrema derecha? El libro, muestra que las actitudes sosegadas aunque distantes entre ambos grupos se han mantenido durante estos años, a pesar del avance del precariado y del fuerte arraigo social de la población inmigrante.
Unas actitudes tranquilas, no obstante, que encierran la presencia de un prejuicio étnico grupal ampliamente extendido entre la población nativa que representa a la inmigración como amenaza. Prejuicio que define las relaciones comunitarias y la posición que cada grupo ocupa en la estructura social. Prejuicio que tiene el riesgo de etnificar la cuestión social, culpando a la inmigración de los problemas sociales estructurales que vivimos.
Prejuicio que no se ha transformado, hasta el momento, en conflicto social y político, pero que debe ser encarado de forma rápida y eficaz en los próximos años a través de políticas públicas universales, con el fin de construir una sociedad cohesionada e inclusiva.
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