Francisco Ruiz Risueño (dir.), José Carlos Fernández Rozas (dir.)
En el año 2015, hace exactamente cinco años, la Corte Civil y Mercantil de Arbitraje (CIMA) publicó un libro conmemorativo de sus veinticinco años de presencia en el mundo arbitral, que se habían cumplido en el año 2014. Pasados otros cinco años, la Corte celebra un nuevo aniversario, esta vez el de los treinta años. En aquella ocasión, quedó de manifiesto la profunda y singular transformación que habían sufrido las estructuras organizativas y jurídicas de un mundo en permanente evolución desde la constitución de la Corte en 1989. Pues bien, la vida sigue y CIMA ha continuado adaptándose a las circunstancias cambiantes que marcan los tiempos ofreciendo un servicio de arbitraje de alta calidad, en particular para la resolución de disputas complejas entre empresas que operan generalmente en el ámbito doméstico. No en vano, su actual Reglamento de Arbitraje establece un procedimiento simple y flexible, pero también sofisticado y bien articulado, que facilita la resolución vinculante de las disputas que se someten a la Corte por árbitros independientes, elegidos por los usuarios a través de mecanismos inspirados en las mejores prácticas del arbitraje internacional.
La conmemoración de los treinta años de vida de la institución es una buena ocasión para reflexionar sobre los problemas relacionados con la buena administración de la justicia que desempeña el arbitraje en nuestro país y plasmar sus resultados en una ambiciosa obra colectiva. Una obra que comprende 48 contribuciones, la mayoría de ellas a cargo de miembros destacados de CIMA, las cuales, tras prestar atención a los problemas actuales de la institución arbitral, derivados esencialmente de la práctica de nuestros tribunales, señaladamente el Tribunal Constitucional, abordan en profundidad cuestiones específicas por medio de cuatro rúbricas dedicadas, respectivamente, a las instituciones arbitrales y árbitros, al procedimiento arbitral, a las relaciones entre jueces y árbitros y a las nuevas perspectivas que ofrecen los arbitrajes especializados. Sus autores/as, en número de 55, integran un selecto elenco de árbitro/as de sobrada preparación y reconocido prestigio. Su entendimiento de la práctica arbitral, desde la única perspectiva adecuada: el conocimiento teórico, sólidamente implantado, convierten la presente monografía en algo más que un conjunto de aportaciones diferentes. Constituye una sistematizada fusión de saberes cuyo resultado no es otro que una creación única y autónoma, indispensable para el conocimiento del arbitraje en sus diversas facetas.
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