Bronce dorado, mármol de Carrara, madera de tilo, cera coloreada sobre yeso... Estos datos que figuran en las fichas técnicas de las obras de arte en los museos son leídos con frecuencia como una indicación rutinaria, irrelevante y neutral. Y, sin embargo, su papel en la invención de la obra es decisiva: son esas sustancias físicas las que evidencian su pertenencia al campo del arte. Y más aún en el caso de la escultura, donde lo tangible de la materia, el gesto técnico o las operaciones en «la cocina» del taller implican consecuencias estéticas decisivas.
El propósito del III Encuentro Internacional de Museos y Colecciones de Escultura celebrado en Valladolid en 2016 era ahondar en el conocimiento de esa «cultura de los materiales», rescatando a la materia de su inferioridad creativa y recuperando la circularidad entre la imaginación y la mano del creador.
Las sesiones estaban destinadas a ilustrar facetas y ejemplos representativos de esta fábrica de la escultura, tanto desde la perspectiva de los materiales mismos como de sus marcos productivos, y en diversas épocas y áreas geográficas.
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Materia y expresión artística: El uso del alabastro en las técnicas escultóricas
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Materia y color: la fragua de un escondite: Aproximación al sincretismo de las tallas policromadas de las reducciones jesuíticas-guaraníes de Paracuaria (1608-1768)
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