Cuando en 1958 se recogieron los primeros restos de cerámica romana en el campo donde se ubica la villa, no había vigente ningún topónimo que permitiera identificar el lugar de manera específica. La cuestión se solucionó de manera pragmática y como se suele hacer en estos casos aún hoy en día, bautizando el yacimiento con el nombre de la finca o fincas rurales más cercanas, dos en nuestro caso: la masía de Can Ring y la finca de Can Llandrich o Llandric. Desde entonces estos nombres fueron empleados por la bibliografía, a menudo conjuntamente, para referirse al yacimiento, hasta que los últimos años se ha acabado imponiendo, sin un motivo aparente, quizá por razón de su rareza y particularidad, el nombre de Can Ring.
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Antecedents de la recerca:: De la descoberta a les prospeccions geofísiques (1958‑2017)
Marc Bouzas Sabater, Carmen Guiral Pelegrín, Antonio Mostalac Carrillo, Roger Sala, Helena Ortiz Quintana Escardivo
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El camí de la muntanya a la plana:: Resseguint el traçat de la via romana
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Bisuldunum en època romana: Un estat de la qüestió
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Reflexions i perspectives de futur: El projecte arqueològic
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