Este libro es el resultado de la unión de dos disciplinas tan contrapuestas como la biología y la lingüística. Su objetivo es demostrar, gracias a la paleobotánica y a la biogeografía histórica, que muchas de las especies vegetales cuyo nombre se correspondía con cierta área geográfica, han cambiado su área de distribución, debido en la mayoría de las ocasiones al cambio climático que está teniendo lugar durante los últimos cinco mil años en el Mediterráneo occidental. La obra intenta responder a ciertas cuestiones tales como cuáles son las especies vegetales que representan mayor disyunción con el área del que eran originarias, qué ha podido pasar para que la toponimia referida a ciertas plantas no coincida con su distribución actual. Los autores de esta obra exponen en este libro un modelo experimental novedoso para la búsqueda de las relaciones entre la distribución geográfica de especies y nombres de lugar.
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