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¿Puede haber una humanidad auténtica y plena sin libertad? La fe en la Encarnación afirma que Jesucristo fue perfecto en la humanidad. Esto implica el ejercicio de la libertad humana, incluyendo el momento dramático de Getsemaní.
Sin embargo, según Ratzinger, en Getsemaní se daría una única voluntad personal (de la hipóstasis o persona), y una única libertad personal. Jesucristo, el Verbo encarnado, no ejercería entonces una libertad humana, sino solamente divina.
La postura de Ratzinger se somete a crítica, en todos sus pliegues. Se muestran notables divergencias y contradicciones con respecto a Constantinopla III y a Máximo el Confesor, a quienes dice seguir. Se aborda la concepción de la Encarnación y el puesto de la humanidad de Jesucristo en la salvación.
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